En espera
¡Qué difícil es esperar! Una llamada que no llega, una plática que no se concreta. Sin embargo, tengo fe en que todo saldrá bien. Como dice mi psicóloga: "Si estás sobrepensando diferentes versiones dramáticas y catastróficas, estás decretando que algo así suceda". Creo que he logrado evitar hacerlo, pero es muy difícil esperar.
Espero buenas noticias y mantener una actitud positiva. Espero que esto se concrete antes del día 24 para poder seguir adelante con nuevos acuerdos, saber dónde estamos y cómo continuar caminando.
Confío en que el universo conspire para que así sea.
Rota, se camina igual
Me gusta porque no se le nota que está rota. Me contagia esa idea de que se puede ser feliz a pesar de tener un corazón despedazado.
Yo sé que así lo tiene. Le falta una pieza de esas que nunca más va a encontrar. Ella va a vivir sin una parte para siempre. Con un corazón desarmado que nunca va a armarse de nuevo. Pero la piba se para igual. Se para y no se le nota que renguea. Sigue.
Sigue jugando con esas piezas que le quedan, sabiendo que nunca más va a volver a tener el rompecabezas armado arriba de la mesa.
Ella sigue caminando con ese vacío incrustado en el pecho. Sigue jugando con lo que le queda. Guarda el dolor de la pieza que le falta para otro momento. Ella se sigue parando. No está sanada No va a sanar. Lo sabe. Pero se para con esa fortaleza del que sabe que así es la vida.
Ella ya entendió todo. Sabe que perdió la batalla. Lo sabe. Pero se ríe. Y a veces disfruta. Contagia la idea de que se puede.
Que, aun rota, se puede si se quiere. Ella perdió justo lo que no te- nía que perder. De todas las cosas posibles, justo esa no tenía que perderla. Pero la perdió. Y le duele en el pecho y en la garganta.
Extraña. No se agarra de nada que la distraiga de la verdad de saber que no está y que no va a volver. Pero ella sigue. A veces tropieza, pero cree que tropezar mirando al cielo siempre compensa.
Sigue. No tiembla. Y entonces a mí, me gusta esa sonrisa en su cara. Me hace pensar que se puede. Me gusta ver que sigue con lo que tiene. Que no busca reemplazos.
REPETICIÓN
Quizás lo mejor que puedo hacer es quedarme en la casa,
haciendo lo mismo una y otra y otra vez hasta que todo pierda sentido. Total,
no se hacer nada mejor que eso.
Hace ya casi seis meses que no tengo trabajo. Desde ese día
que me dijeron que no seguiría he estado en la casa, haciéndome cargo de la misma. Y he estado solo.
Si alguna vez has estado trabajando y repentinamente se
queda sin él, entonces me entiende. Claro, podrás decir que es el momento para
hacer esas cosas que no has hecho, que ahora puedes tener tiempo libre. Pero no
es tan fácil. Porque todas esas cosas que quieres hacer no tienen una
motivación que las respalde. Al principio si, eres optimista y haces cosas
pensando que pronto volverás a la rutina de un trabajo. Pero si esto no sucede,
entonces comienzas poco a poco a hundirte por dentro. Y es mucho peor cuando
vez opciones y no obtienes ninguna respuesta (realmente) positiva.
Te dicen que no te preocupes, que todo va a mejorar. Pero
cuando todos los días comienzan a ser iguales, cuando estás “atrapado” en un
lugar, no parece que nada vaya a cambiar. Y es mucho peor en esta época.
Quiero llorar, no quiero hacer nada de nada. Pareciera que
mi vida se quedó estancada en un punto del cual no hay avance.
(Esta entrad es antigua, no acuerdo de cuando es ... pero actualice la fecha ... pero me siento igual ... cuesta mucho ser optimista).